Un arma de doble filo.
Escribir sobre periodismo social media es un tema cuanto menos espinoso porque, a mi juicio, deberíamos diferenciar –antes de empezar a hablar- entre comunicadores, community mannager (mucha gente se adjudica este ‘título’ por el simple hecho de saber manejar las redes sociales), periodistas y la sociedad en general. Cualquiera se autoproclama en pleno siglo XXI como ‘colaborador’ o ‘comunicador’ y para mí, en muchos casos, son personas sin nociones que lo único que hacen es contaminar la labor informativa de los periodistas, lo que provoca que a posteriori se nos meta a todos en el mismo saco como manipuladores, tendenciosos, y demás lindezas que podemos leer y escuchar a diario.
Dicen que los mayores son sabios, y desde pequeños nos inculcan eso de ‘renovarse o morir’ y yo, como chica obediente, me he vuelto una defensora a ultranza de las nuevas tecnologías y las redes sociales porque se han convertido en un importante canal de información y comunicación directa e instantánea. Todo no va a ser bonito y bueno, y la nueva era de la información digital se topa de frente con el hándicap de que cualquiera puede ‘usurpar’ el trabajo de un periodista o profesional de cualquier rama, lo que provoca una importante desinformación y manipulación de determinados temas o noticias que generan alarma social.
Ahora mismo no concibo la sociedad de la información sin las redes sociales pero tampoco podemos olvidar que éstas se han convertido como se conoce en los pueblos en ‘un patio de vecinos’; prácticamente todo se sabe por un canal u otro, y en muchos casos no buscamos por informarnos, sino por cotillear. Por eso, considero vital que en el caso de los periodistas o gente conocida (cantantes, actores, etc.) que se deje claro y se diferencie si el perfil que están utilizando es de uso personal o profesional, y es que, protocolariamente en nuestro trabajo, nos mostramos más políticamente correctos de lo que lo somos en el día a día, y no delimitar claramente este aspecto nos puede generar más de un quebradero de cabeza como le ha sucedido a cantantes de la talla de Alejandro Sanz o David Bisbal a quienes se les ha ‘twitter-lapidado’.
Como profesional de los medios considero que existe un preocupante vacío legal en torno a las redes sociales, algo que está propiciando que mucha gente campe a sus anchas sin respeto e incluso delinquiendo cuando se hackean cuentas y se publican cosas de calado que influyen o pueden alterar a la sociedad.
Nadie puede negar los avances, las mejoras y los beneficios de las nuevas tecnologías y las redes sociales pero como todo en esta vida, si no se hace un uso correcto y adecuado puede llegar a ser perjudicial y nocivo. Ahora yo os lanzo una reflexión: ¿Dónde están y quién marca los límites para que las redes sociales no continúen perdiendo su esencia y distorsionen su función informativa? Creo que, de momento, no interesa atar este importante cabo suelto aunque no llego a entender el motivo.
Por último, y ahí lo dejo caer, estoy segura que el brutal avance tecnológico al que estamos sometidos dará paso, en breve, a nuevas fórmulas comunicativas que muchos de nosotros –ni tan siquiera yo- podamos llegar a imaginar, por lo que las redes sociales pasarán a ser un elemento más que hemos conocido, exprimido… y que echaremos de menos como las añoradas cartas de correo postal, los SMS o las primeras tomas de contacto con el Messenger
Post Escrito por Rosa Maldonado, Responsable de Comunicación Provincial de una Asociación de Agricultores y Ganaderos.